El Budismo es una de las religiones que mayor influencia han tenido en la historia de la humanidad, junto con el Cristianismo y el Islamismo. Sin embargo, una de las características que más distingue al Budismo es que no maneja el concepto de un dios creador. Esto no significa que se trate de ateísmo o agnosticismo. La meta espiritual del Budismo no se describe en los términos de un dios personal.
Debido a que en occidente prevalecen las religiones monoteístas, algunas personas opinan que el Budismo no es una religión en el sentido estricto de la palabra, ya que no predica creencias o dogmas acerca de la divinidad, sino que es más bien una filosofía integral de vida que tiene como objetivo la transformación positiva del individuo para alcanzar su potencial de iluminación.
Buda se refería a lo que hoy se denomina Budismo como Buda-Dharma, es decir, la enseñanza o el sendero que conduce a la iluminación.
Aunque paradójicamente, después de 1.500 años, el Budismo se extinguió en su país de origen, a lo largo de los siglos floreció y se desarrolló en diferentes lugares y culturas. Se expandió al sur de Asia, donde aún predomina la escuela budista Theravada. Hacia el norte, se estableció en Nepal, Buthán, Tíbet y China, sitios donde se desarrolló la escuela budista Mahayana. A través de China llegó a países como Mongolia, Japón y Corea, surgiendo las escuelas Chan, Shin y Zen.
El Budismo comienza con Buda. La palabra Buda significa el que está despierto a la realidad. Con este título se conoce a Siddharta Gautama, quien nació al norte de la India, en lo que hoy es Nepal. Los historiadores sitúan su fecha de nacimiento alrededor del año 480 a.C.
Siddharta nació en el seno de una familia noble de un pequeño reino indonepalés. De acuerdo con la historia tradicional, tuvo una niñez llena de comodidades. Durante su juventud experimentó una transformación radical cuando entendió ciertos hechos básicos de la vida: la enfermedad, la vejez y la muerte.
Dejó su hogar para seguir el camino del Hombre Santo, que se seguía comúnmente en ese entonces por los desilusionados con la vida y que iban en busca de respuestas a la existencia. Tuvo varios maestros y practicó severas austeridades que casi lo llevaron a la muerte. Después de un largo tiempo decidió dejarlas, cuando se dio cuenta de que por medio de ellas no llegaría a la meta que anhelaba: la iluminación. Posteriormente, dirigió sus esfuerzos hacia el corazón de su propia experiencia y, sentado bajo un árbol, hizo el voto de no desistir: Aunque la carne se marchite, aunque la sangre se seque, yo no me levantaré de este lugar hasta conseguir perfecta iluminación.
Al cabo de 40 días y sus noches, Siddharta alcanzó a comprender la existencia y a percatarse de sus causas y las condiciones que forman la vida: llegó a la iluminación.
Los budistas ven en el estado que él alcanzó una experiencia que va más allá de cualquier condicionamiento psicológico, perceptible, basado en enfoques humanos. En este estado vio la causa y el desarrollo de la insatisfacción de la existencia y comprendió los patrones que conforman la vida y las cosas. Se trata de un estado de perfecta sabiduría y profunda compasión.
Durante los siguientes 45 años de su vida, el Buda enseñó a otros la forma de llegar a esta percepción de la realidad. Viajó de aldea en aldea comunicando y ayudando a otros para que pudieran llegar al mismo logro que él. A su vez, muchos alcanzaron también la iluminación, con lo cual se inició una cadena ininterrumpida de enseñanzas y métodos que conducen al desarrollo espiritual.
Un Buda es alguien que comprende el máximo potencial de la mente. Por lo tanto algún día todos nos convertiremos en Buda. Este máximo potencial es un estado total de claridad ilimitada. Está lleno de un amor universal e infinito, de una compasión ilimitada y de un poder tremendo para ayudar a otros.El viaje para lograr este estado incluye liberar la mente de sus limitaciones más burdas, como el apego, la ira, la envidia, la ignorancia, y la arrogancia. Además de liberarla de limitaciones más sutiles como la percepción dualista, que lo divide todo en objeto y sujeto. Quien complete este viaje de liberación se convierte en un Buda. Así lo hizo Siddharta Gautama hace 2500 años. A través de la gran claridad de su mente, enseñó las verdades universales de la existencia.
El Buda no es un salvador sino un maestro. Sus enseñanzas, dharma, ilustran que hacer para lograr el mismo estado al que él llegó. El dharma se perpetúa a través de los tiempos como una tradición y modo de vida donde se acumulan las experiencias de iluminados y como una filosofía por miembros de la comunidad budista que han desarrollado el estado de la iluminación, conocidos como el sangha realizado.
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