martes, 21 de abril de 2009

Cosmética perjudicial



Los ingredientes de los productos de higiene comerciales pueden resultar perjudiciales. Un 60% de las sustancias que entran en contacto con la piel acaba penetran­do en el cuerpo. Estudios recientes han mostrado que se absorben más toxinas a través de la piel y de la inhalación que a través de los alimentos.
Irritaciones cutáneas, asma, reaccio­nes alérgicas, dolores de ca­beza y alteraciones hormonales son al­gunas de las posibles consecuencias de entrar en contacto con sustancias muy usadas como subproductos cosméticos de la industria del petróleo.
Además de los efectos perjudiciales so­bre la salud, muchos ingredientes son también un riesgo para el entorno, para el equilibrio de los ecosistemas.
La higiene es esencial para reducir la incidencia de las enfermedades infec­ciosas, sin embargo, una higiene exce­siva puede provocar problemas, entre ellos la aparición de alergias e incluso, paradójicamente, infecciones.
Los hogares demasiado limpios e incluso los alimentos desinfec­tados a conciencia, privan del contacto con elementos que favorecen el correcto desa­rrollo del sistema inmunitario.
Los niños son los principales perjudi­cados por la higiene exagerada porque su sistema inmunitario se halla en plena evolución. Si en los primeros años no han tenido la oportunidad de defenderse de las bacterias y parásitos con los que el ser humano ha estado en contacto a lo largo de miles de años, es posible que desarrolle una sensibilidad exagerada a ciertas proteínas adheridas al polen o a los pelos de gatos y perros.
La reacción se produce porque estas proteínas son las mismas que utilizan los parásitos y los gérmenes para abrirse camino hacia el cuerpo. Si el sistema in­munitario no se enfrenta a los enemigos habituales en el momento adecuado, más adelante busca un falso enemigo. Esto no quiere decir que se ba­je la guardia respecto a medidas higiéni­cas esenciales.



El simple hecho de lavarse la cara o el pelo, maquillarse, aplicarse un desodorante o teñirse el pelo se puede convertir en un atentado contra la salud si no se eligen los productos adecuados. Y es que buena parte de la industria cosmética utiliza como ingredientes de sus geles, jabones, perfumes, champús, maquillajes, desodorantes, productos para bebés, dentífricos, espumas de afeitar, etc., sustancias tóxicas capaces de provocar un sinfín de trastornos más o menos graves, cáncer incluido. Una realidad consentida por las autoridades.
La ley dice claramente que no pueden contener sustancias clasificadas como carcinógenas, mutágenas o tóxicas pero un simple vistazo a las etiquetas -incluso de marcas internacionalmente conocidas y de prestigio- demuestra que las leyes no se respetan. Y son cada vez más los expertos que entienden que muchos cosméticos son auténticos venenos, por legales que sean. La excusa de que no son peligrosos se basa en que los tóxicos que contienen están en pequeñas cantidades, pero son productos que se utilizan a diario y, por tanto, la cantidad de sustancias perjudiciales que termina entrando en el organismo es elevada. Y luego no se entiende por qué el número de casos de cáncer aumenta en todo el mundo año tras año...
Según la Agencia para la Protección de la Salud del Reino Unido cada mes aparecen más de 600 sustancias químicas nuevas que se añaden a la lista de las 80.000 ya existentes. Y, sin embargo, sólo se ha constatado los efectos que provocan en humanos en menos del 10% de los casos. Es decir, hay controladas menos de 8.000 sustancias y de ellas están permitidas para su uso en cosmética algo más de 6.000, muchas de las cuales causan alergias, problemas de pigmentación, irritación de la piel, trastornos hormonales e, incluso, cáncer y daños genéticos a futuros bebés.
Una táctica comercial consiste en in­cluir extractos de plantas para darle una apariencia natural al producto. La reali­dad es que de las plantas se encuentran apenas unos miligramos y suelen estar las últimas en una larga lista de ingredien­tes petroquímicos. Existen empresas que realmente usan ingredientes naturales e incluso de cultivo ecológico, co­mo NaturalCarol, Weleda, Andalucia Soap CompanyDr. Hauschka, Logona, Lavera, Sante, Handmade Naturals o Naetura. Para diferenciar sus productos llevan el sello BDIH o el Cosmebio. Estos ava­les garantizan que los ingredientes utilizados son naturales y si es posible de cul­tivo ecológico.

Lista de los ingredientes más peligrosos que se deben evitar:

Aceites Minerales
Se trata de sustancias derivadas del petróleo que la industria cosmética utiliza como agentes antibacterianos y para mejorar la textura de las cremas de forma que resulte agradable ponerlas sobre la piel. También son uno de los ingredientes principales de los productos para el cabello, las lociones para después del afeitado, los desodorantes, los enjuagues bucales, los aceites para bebés, las pastas de dientes, etc. Su uso industrial resulta muy rentable ya que son aceites que cuesta muy poco obtener. Ademas de ser altamente cancerígenos, como casi todos los derivados del petróleo, estas sustancias cubren la piel con una película plástica que tapa los poros, bloquean la respiración de las células, extraen la humedad de la piel y la sacan a la epidermis de manera que ésta aparece brillante e hidratada. Pero sólo aparentemente porque, en realidad, a causa de esa capa plástica que la recubre, la piel queda incapacitada para cumplir con sus funciones de defensa. Entre otras cosas, impide eliminar toxinas y, como consecuencia, aparecen acné, irritaciones, rojeces y otros desórdenes además de hacer que envejezca prematuramente. De ahí que cuando se dejan de usar estas cremas con aceites minerales la piel aparezca aún más seca y estropeada que cuando se empezaron a usar. Están en casi todas las barras protectoras para labios y esa es la causa, por la que muchas veces nuestros labios se agrietan cada vez más si no seguimos usando la barrita. Figuran bajo las siguientes denominaciones: Mineral oil, Paraffinum, Paraffinum liquidum, Petrolatum, compuestos con las sílabas Paraffin o Petroleum. También son derivados del petróleo las siliconas Silicone quaternium, methylsilanol, dimeticona, y se esconden en nombres como cera microcristalina, ozokerit, ceresin, o vaselina. Pero de entre estos derivados destaca especialmente el Propylene Glycol, un líquido incoloro usado en la industria como anticongelante, que forma parte de la composición de multitud de productos cosméticos que ayuda a retener la humedad de la piel y que hace que ésta se perciba al tacto suave y sedosa, pero numerosos estudios lo relacionan con la dermatitis de contacto, de hecho se le considera el principal irritante de la piel, incluso en concentraciones muy bajas, y con algunos trastornos del riñón y el hígado. También puede irritar los ojos, causar trastornos gastrointestinales, náuseas, dolor de cabeza y vómitos, además de afectar al sistema nervioso central. Algunas parafinas pueden almacenarse en el hígado, riñones y gan­glios linfáticos. Además estos aceites minerales pueden estar contaminados con cancerígenos hidro­carburos aromáticos policíclicos.

Colorantes
Conseguir un color permanente y perfecto es uno de los cometidos más difíciles en la química. No sólo sirven para darle un aspecto acaramelado a cremas y geles de baño, sino que son el principal componente en maquillajes, tintes y decolorantes. Muchos de ellos han demostrado -al menos en animales- ser altamente cancerígenos y alterar las moléculas de ADN. Los componentes con las sílabas anilin, anilid, como en acetanilid, delatan un colorante altamente cancerígeno y tóxico. Algunos agentes colorantes tienen una estructura molecular tan complicada, que se les han dado iniciales o nombres fáciles para simplificar su denominación, como HC orange 3, acid Red 73, pigment Green 7 o solvent black 3. Todos ellos esconden sustancias altamente cancerígenas.

Sustancias halogenorgánicas
Causan alérgias, son sospechosas de causar cáncer, y suponen una grave contaminación del medioambiente por no ser biodegradables. Se trata de combinaciones de cloro, bromo y yodo como aluminium chlorhydrate, methyldibromo glutaronitrile, iodopropynyl las peligrosas sílabas cloro, bromo, yodo no se deben confundir con chlorid, bromid, iodid, que suelen ser componentes inocuos de sales.
El Aluminio es otro elemento sobre el que también hay sospechas fundadas acerca de su toxicidad. Este metal puede favorecer enfermedades degenerativas del sistema nervioso, como el Alzheimer. Destaca el hecho de que en las autopsias realizadas a pacientes que padecían esa enfermedad se encontraran en sus cerebros grandes concentraciones de aluminio. Además se sabe que el aluminio puede unirse al ADN y modificar su estructura así como alterar la actividad de los genes. Su absorción se produce tanto por vía oral como a través de la piel, de ahí que los cosméticos que lo contienen sean una fuente de contaminación. El aluminio -en sus distintas formas- puede encontrarse en cremas hidratantes, pintalabios, desodorantes, etc. En forma de aluminium chlorhydrate o sulphate está presente en la mayoría de los antitranspirantes del mercado. Su acción astringente consigue reducir o inhibir el flujo de sudor, pero también puede causar cáncer de mama al provocar la mutación de las células. Ello se debe al parecer a que al evitar la eliminación de toxinas a través de las axilas fuerza al cuerpo a depositarlas en las glándulas linfáticas que se encuentran bajo los brazos. Tal es la razón de que la mayoría de los tumores cancerígenos de mama se encuentren precisamente donde se encuentran esas glándulas. Efectos similares los provocan los parabenos, sustancias bacteriostáticas y fungicidas utilizadas en multitud de productos. Estas sustancias pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores asociados a los niveles de éstos como es el caso del cáncer de mama. Lamentablemente los parabenos -en cualquiera de sus formas como methylparaben, ethylparaben, buthylparaben y propylparaben- se encuentran en más del 90% de los productos que permanecen en la piel y en más del 70% de los que se enjuagan.
Una investigación re­alizada en la Universidad de Reading, Inglaterra, encontró parabenes en muestras de tumores de mama. El caso de los desodorantes se considera especialmente preocupante porque se apli­can muy cerca de las glándulas mama­rias. Los parabenes no se han prohibido porque todavía no se ha demostrado que sean los causantes del cáncer. Es posible que se acumulen en las células cancerígenas después de que hayan iniciado su crecimiento.

PEGs
Polyethyleneglycol (PEG) y derivados (PPG polypropylene glycol, polyglycol, polisorbato, copoliol...), hacen permeable la piel y facilitan la entrada de sustancias, lo cual es bueno, si se trata de aditivos sanos, pero malo, si son venenosos. Los introducen en las células, cuyas paredes se vuelven más permeables. Son emulgentes, es decir que mezclan los ingredientes grasos y el agua. En productos naturales no se permiten más de 5 PEGs por artículo, pero la cosmética convencional abusa de ellos. Aparte de aparecer como PEG seguidos de un número, que indica su peso molecular, se les reconoce por los sufijos eth: steareth, ceteareth...

Sodium lauryl sulfate y Sodium laureth  sulfate
Estos sulfatos son el ingre­diente que provoca la espu­ma, detergentes muy irritantes, usados en el 90% de los champús y geles, que han provocado problemas de pigmentación, así como comedones y pérdida de pelo en las partes expuestas en tests con animales. La Cosmetic Ingredients Review los ha calificado de aceptables en productos de uso poco frecuente y sólo en concentraciones inferiores al 1%. Sin embargo se pueden encontrar en primeros puestos incluso en dentífricos. Su efecto es tal que, por el simple contacto con la piel, se absorbe y se almacena en los tejidos del corazón, el hígado, los pulmones, los ojos y hasta el cerebro. También afecta al sistema inmune, interactúa con otros ingredientes favoreciendo la aparición de cáncer y en cantidades suficientes puede modificar el material genético contenido en las células. De hecho, en los laboratorios se utiliza para inducir mutaciones en bacterias. Al mezclarse con aminas presentes en la fórmula pueden formar­se nitrosaminas, muy canceríge­nas.

Diethanolamine (DEA)
Es un químico extremadamente peligroso. Se trata de una base detergente y espesante que figura en la etiqueta de más de 600 productos cosméticos y para el hogar. Sobre esta sustancia el doctor Samuel Epstin -profesor de Salud Ambiental de la Universidad de Illinois, USA - afirma que, aplicada en repetidas ocasiones sobre la piel de ratas, hace aumentar exponencialmente la incidencia de cánceres de hígado y de riñón. Tras absorberse por la piel se acumula en los órganos, entre ellos el cerebro. Ade­más, como residuo contamina las aguas y es una amenaza para la vida animal. Otras sustancias simila­res son cocamide DEA, lauramide DEA o MEA y trietanolamide (TEA). Otro ingrediente de este ti­po, el carragenato, ha producido cáncer en estudios realizados con animales.

Fragancias artificiales
A pesar de la apa­riencia inocente de los términos perfume o fragancia, tras ellos se esconden enlaces policíclicos de origen petroquímico. Son reproduc­ciones sintéticas de los olores naturales que se han demostrado altamente aler­gizantes. Se acumulan en los tejidos adiposos y en la leche materna. En algunos casos los fa­bricantes incluso añaden el adjetivo natural justificándose con que se tra­ta de copias molecularmente exactas. Son peligrosas, porque la mayoría de ellas contiene elementos que, una vez sobre la piel, influyen el equilibrio hormonal y son sospechosos de causar cáncer. En forma de perfume, desodorante o inhibidores del sudor llegan a la piel, donde el sudor descompone las materias que se acumulan en las células, hasta el punto de que en análisis de leche materna, se llegan a registrar altos contenidos de estas sustancias cancerígenas, tóxicas y sospechosas de generar daños genéticos. El acetyl hexametyl causa daños nerviosos y el tonalide y bromocinnamal son irritantes.

Phenol y Phenyl
Fuertes desinfectantes en la medicina, se utilizan en cosmética como conservantes y colorantes. No son recomendables por ser un tóxico celular, que a largo plazo destruye las paredes celulares. El fenol es un alcohol que se produce mediante la oxidación parcial del benceno lo cual lo convierte en un ingrediente tóxico que puede afectar al sistema nervioso central, al corazón, al hígado, al riñón y a la piel. Puede aparecer como nitrophenol, phenolphthalein, o chlorophenol. En cuanto al fenil, que se incluye a menudo en los cosméticos como N-phenyl-P-Phenylenediamine y Phenylenediamine Sulfate, penetra por la piel, accede al torrente sanguíneo y puede causar problemas hepáticos. Estos alcoholes son incorporados especialmente en los enjuagues bucales. De hecho, algunos contienen más alcohol que la cerveza y el vino con un 21,6% de alcohol. Al enjuagarse la boca el alcohol actúa como solvente y hace a los tejidos más vulnerables a padecer distintas dolencias, incluido el cáncer. Así lo demuestran algunos estudios. Los datos no dejan lugar a duda: los varones que utilizan enjuagues que contienen un 25% de alcohol tienen un 60% más de posibilidades de padecer cáncer de boca o de garganta que quienes no los usan. En el caso de las mujeres ese peligro llega al 90%. También en muchas lacas para el pelo el 95% de su composición la suele constituir el alcohol etílico.

Liberadores de Formaldehido
El formaldehido es un potente antimicótico. Se utiliza tanto en la fabricación de materiales de construcción, en los que impide el moho, como de muebles, en los que se utiliza para evitar hongos en la madera prensada, etc. Es altamente cancerígeno por inhalación, se acumula en las células dañando las membranas, causa malformaciones en fetos, irrita y envejece la piel. Su uso está prohibido en cosmética, pero al ser un conservante muy barato y efectivo la industria se las ha ingeniado para crear sustancias que directamente no se pueden considerar formaldehídos pero que lo liberan. Se los puede reconocer por llevar las sílabas Urea, como Diazolidinyl Urea, Imidazolidinyl Urea, Polyoxymethylene Urea (no confundir con Urea a secas, que es un derivado del ácido úrico, bueno para la piel). Otra forma de identificar estas sustancias es fijarse en que llevan las letras DM delante del nombre del conservante químico como DM y DMDM Hydantoin, o DMHF. El formaldehído se esconde también con los nombres 2-Bromo­2-Nitropropane-1.3-Diol, Bronidox, 5­Bromo-5-Nitro-1, 3Dioxane, Dimethyl Oxazolidine, Armilacetato o Alkifenol.


Phthal y Phthalate
Los ftalatos son sustancias disolventes y suavizantes que se pueden encontrar con facilidad en cremas, esmaltes de uñas, perfumes, lacas de pelo y desodorantes. Y eso que el Parlamento Europeo prohibió su uso en la fabricación de juguetes que puedan meterse en la boca y en artículos de puericultura ya que se comporta como una hormona dentro del organismo, provocando daños en los sistemas reproductor y endocrino así como un aumento del riesgo de padecer asma y cáncer. Son el dibutylphthalate (DBP), dietylhexylphthalate (DEHP), butylbenzylphthalate (BBP), diisononyl Phthalate (DINP), diisodecylphthalate (DIDP), dietylphthala­te, dimetylphthalate, y el dinoctylphthalate.
En estudios anima­les se han demostrado tóxicos para el híga­do, riñones, testículos y el sistema nervioso. Investigaciones recientes han hallado que las mujeres en edad reproductiva son las que más acumulan este tó­xico en el cuerpo.

Protección Solar
Un problema en cosmética es encontrar sustancias que protejan de los rayos solares dañinos. Antiguamente, se utilizaban filtros minerales a base de óxido de Titanio o Zinc como Zincoxid o Titaniumdioxid. Pero por ser más caros, se han ido reemplazando por oxybenzone, benzophenone, Methoxydibenzoylmethane, o Dibenzoylmethane que son filtros cancerígenos que pueden causar alérgias en cadena y aparecen incluso en las marcas más caras y exclusivas. Ademas son aditivos pesentes en todo tipo de cremas y en tratamientos con retinol. Si éstas contienen sustancias irritantes, la indústria lo compensa agregando filtros solares, para impedir que la piel microscópicamente irritada reciba manchas del sol. Un procedimiento absurdo.

Solventes
Muchos estudios relacionan los solventes con el aumento de la incidencia de cáncer. Algunos de ellos, como los que contienen el término isopropyl, se usan también como solventes de pinturas y forman parte de la composición de los líquidos anticongelantes de los coches. Es una sustancia derivada del petróleo que, sin embargo, la industria cosmética convencional incluye en tintes de pelo, cremas de mano, exfoliantes, espumas de afeitar, colonias y otros muchos cosméticos.

Mercurio
Es un metal pesado de elevada toxicidad a pesar de lo cual a la industria cosmética se la permite utilizarlo como conservante en productos de maquillaje y desmaquillaje de los ojos siempre que su concentración máxima sea del 0,007%. En la etiqueta se puede encontrar bajo la nomenclatura tiosalicilato de etilmercurio.

Antioxidantes sintéticos
Cabe mencionar el butilhidroxitolueno o BHT (también puede aparecer como E-321). Se trata de un antioxidante sintético, que a pesar de no ser un agente mutágeno, es capaz de modificar la acción de ciertas sustancias que pueden provocar cáncer. Se ha constatado en ratas que a altas dosis afecta a la reproducción y al número y desarrollo de las crías.



La cosmética natural susti­tuye las sustancias sintéticas por ingredientes naturales como:

Avena
Ingrediente natural clá­sico destaca por su efecto nutri­tivo y suavizarte sobre la piel. En forma de copos y harina se pue­de utilizar como limpiador facial, mascarilla o gel.
Aceite esencial de limón
Es desinfectante y res­taura la acidez natural de la piel. Un baño con 10 gotas de aceite esencial en el agua tie­ne efectos inmediatos.
Sal
Se añade al agua de baño para mantener el equilibrio os­mótico, es decir, para que la piel no pierda agua y se reseque.
Yogur
Sus efectos positivos en aplicaciones exteriores se pue­den comparar con los internos. Es un magnífico limpiador de la piel grasa y ayuda a descamar las células muertas, a la vez que estimula la regeneración. Sirve como ingrediente de mascarillas y cremas hidratantes.
Arcilla
Las mascarillas favore­cen la absorción de grasa y la eliminación de toxinas. Una vez seca se retira con agua.
Aceite de cáñamo
Obtenido por presión en frío de los cogollos de Cannabis sativa, con alto contenido en vitamina E. Hi­drata, reafirma y regenera la piel.
Germen de trigo
En forma de aceite es muy utilizado como hi­dratante y regenerador. Rico en vitamina E antioxidante, favore­ce el bronceado.
Aloe vera
Se obtiene de las ho­jas del Aloe barbadensis. Es antiinflamatorio y analgésico. Sus efectos sobre la piel son muy notables tras la exposición solar. También es un eficaz regenera­dor, cicatrizante y antiséptico.
Aceite de almendras
Es sua­vizante e hidratante, y previene la aparición de estrías . Puro o con unas gotas de acei­tes esenciales sirve para realizar masajes. También se usa direc­tamente sobre los cabellos secos para nutrir y apor­tales brillo y suavidad.
Manteca de karité
Proviene de las nueces de karité, un árbol de la sabana africana. Protege la piel de las agresiones ambienta­les. Es ideal como crema solar y se puede aplicar sobre los labios y bajo los ojos. Para pieles secas.
Rosa mosqueta
Aceite obteni­do por maceración de esta flor andina. Es un gran regenerador de la piel. Puede aplicarse direc­tamente sobre la piel de la cara, sobre marcas de acné y cicatri­ces en proceso de curación.
Caléndula
El aceite se extrae por maceración de la flor. Es regenerador, ideal para pieles sensibles de los niños. Indicada para hidratar, evitar irritaciones y rozaduras. Tie­ne propiedades desinfectantes, antiinflamatorias y cicatrizantes. Al ser eficaz contra las quemaduras solares leves forma parte de la composición de muchas cremas solares.

viernes, 3 de abril de 2009

Bardo Thodol - Libro Tibetano de los Muertos

Un libro mítico. La clave de la inmortalidad. El viaje más temible y anhelado por el hombre. ¿Pueden los hombres imaginar que la vida solo es la cárcel de la que debemos salir? Un libro sobre la libertad última, eso es el Libro Tibetano de los Muertos.
Bardo Thodol, nombre original del libro, significa liberación mediante la audición en el plano posterior a la muerte. Este texto del siglo VIII, conocido en Occidente como Libro Tibetano de los Muertos, se atribuye según la tradición tibetana al monje budista Padma Sambhava.
El Bardo Thodol es una de las piezas fundamentales del pensamiento y cultura tibetana. Un equivalente a la Biblia para los católicos. A pesar de lo fantásticos que puedan parecernos estos textos, captan en ellos la esencia del pensamiento humano y sus cavilaciones acerca de los grandes misterios del universo. Algo profundo se encuentra en sus páginas que golpea con fuerza la conciencia humana. El Bardo Thodol explica básicamente como se debe preparar el muerto y los que lo guiarán desde el mundo de los vivos para pasar el período latente entre la vida y la muerte. Es importante para entender este libro tener algunas nociones sobre la doctrina budista. Los budistas creemos en el renacimiento. Solo liberándonos de esta existencia podremos alcanzar la felicidad o el Nirvana. Pero liberarnos de este plano de la existencia no es tan sencillo, debemos previamente seguir una estricta meditación y renuncia a todo aquello que nos liga a este mundo: posesiones materiales, sentimientos, etc. Adicionalmente para la religión budista no existe el concepto como un paso a la nada o al infierno. Para los budistas todo sigue en el eterno Samsara y renaceremos continuamente. Dependiendo de nuestro comportamiento o karma se renacerá en una gacela que vive constantemente en terror para escapar de las fieras o en un hombre poderoso.
El concepto de renacimiento dejaría a muchos occidentales temerosos de la muerte. En el caso de los budistas es todo lo contrario, debemos liberarnos de esta vida de sufrimiento. Esta liberación puede ser en vida mediante la iluminación como lo hizo Siddharta Gautama o mediante el período o Bardo de 49 días que es el estado intermedio entre la vida que acaba y la vida en que se renace. Ese tiempo que los occidentales consideran muerte, para los tibetanos solo es un estado intermedio entre el fin de una vida y el renacimiento en otra.
En la ceremonia del funeral un grupo de monjes preparan el cuerpo del muerto y un iniciado recita los versos del libro en presencia del difunto y así lo guia en su camino por la etapa intermedia. También se espera que el muerto haya leído el libro previamente y lo recuerde al pasar por los diversos momentos del estado posterior a la muerte.
El fin de la recitación no es conducir el alma del muerto lo más rápido posible a su nuevo renacimiento. Lo que se busca con ella es que el muerto pueda despertar a la etapa de iluminado y liberarse de la espiral de los renacimientos. La iluminación consiste en entrar a una existencia superior en la que todo es felicidad y en la que nos fundimos para la eternidad con el absoluto. Afortunadamente esto es algo que construimos nosotros con nuestro conocimiento.
Uno de los pasajes más inquietantes del libro tibetano de los muertos es en el que se presentan visiones terroríficas al muerto. Espantosos demonios acosaran al difunto durante este estado intermedio y él deberá vencerlos recordando que solo son producto de su imaginación y que solo aparecen para perturbarlo en su camino a la liberación. Una vez que supere esa etapa podrá volver a sentir el deseo de un cuerpo que contenga el alma y regresar en un nuevo renacimiento o renunciar a volver en un cuerpo material y liberarse con la iluminación del Nirvana.
Este libro comparte una de esas extrañas tradiciones de los libros sagrados. Se dice que aquel que lo lea al menos una vez en la vida se salvará de todos los tormentos de la muerte. Puedes disfrutar de la lectura de este gran libro en este enlace.



Palabras del Dalai Lama sobre el Bardo Thodol

El Bardo Thodol, conocido en Occidente como El Libro Tibetano de los Muertos, es uno de los libros más importantes producidos por nuestra civilización. Nosotros, los tibetanos, gozamos de la reputación de ser muy espirituales, aunque solemos consideramos a nosotros mismos como bastante prácticos y realistas. Por ello consideramos nuestro sistemático estudio y análisis del proceso de la muerte humana como una práctica preparación para lo inevitable. Después de todo, no hay uno solo de nosotros que no vaya a morir, más tarde o más temprano. Así que el cómo prepararse para la muerte, el cómo pasar a través del proceso con el menor trauma posible, y lo que viene después de la muerte, son cuestiones de vital importancia para cada uno de nosotros. Sería poco práctico no estudiar estos temas con el sumo cuidado y no desarrollar métodos para tratar con la muerte y el morir de una manera hábil, compasiva y humana.
El Bardo Thodol ha sido muy popular en el Tíbet a lo largo de muchos siglos. Es un manual de útiles instrucciones para las personas que se enfrentan a la muerte, así como para sus familiares y amigos. Guarda relación con una extensa literatura en tibetano que investiga seriamente el fenómeno del morir. La verdad es que la realidad de la muerte siempre ha sido un gran acicate para la acción inteligente y virtuosa en todas las sociedades budistas. Su contemplación no se considera algo mórbido, sino liberadora del miedo, e incluso beneficiosa para la salud de los vivos.
Espero que encuentren este libro tan esencialmente útil e iluminador como lo ha sido para nosotros los tibetanos a lo largo de los siglos.