miércoles, 29 de octubre de 2008

Meditaciones guiadas

La Meditación sobre la muerte
La mayoría de caminos espirituales comienzan reconociendo la transitoriedad de la vida humana. Los cristianos medievales lo mostraron en el auto religioso. Don Juan, el brujo yaqui, enseñó que el guerrero iluminado camina con la muerte en su hombro. Aceptar lo inevitable de nuestra muerte nos libera de nuestros apegos y nos permite vivir con atrevimiento. Una meditación inicial en el camino budista incluye la reflexión sobre el doble hecho de que la muerte es segura y el momento de morir es incierto. En el mundo actual, las armas nucleares, sirviendo en cierto sentido de maestro espiritual, hace esa meditación por nosotros, pues nos dice que podemos morir juntos en cualquier momento, sin previo aviso. Cuando permitimos que la realidad de esa posibilidad se haga consciente, causa dolor, pero también nos despierta de una sacudida a la vida, a su calidad milagrosa, elevando nuestra consciencia de la belleza de cada objeto y de cada ser.
Práctica de la meditación:
Mira a la persona con quien te encuentras, extraño o amigo . Ve dándote cuenta de que esta persona vive en un planeta en peligro. Puede morir en una guerra nuclear, o de los venenos que se esparcen por el mundo. Observa esa cara, única, vulnerable. Esos ojos todavía pueden ver, no son huecos vacíos, la piel está todavía intacta. Sé consciente de tu deseo de que esta persona se libre de tal sufrimiento y horror, percibe la fuerza de tu deseo, sigue respirando. También permite que surja en ti la idea de que ésta pueda ser la persona con quien estés cuando mueras, esa cara la última que veas, esa mano la última que toques, la que podría acercarse para ayudar, consolar, dar agua. Ábrete a los sentimientos hacia esta persona que afloran en tu conciencia ante esta posibilidad. Ábrete al afecto y conexión que hay en ti.

La meditación sobre el amor compasivo
El amor compasivo, metta, es la primera de las cuatro Moradas de Buda, conocidas como los Brahmaviharas. La meditación para despertar el amor compasivo es un elemento básico del Movimiento Sarvodaya Shramadana para el desarrollo en Sri Lanka, y se le destina minutos de silencio al principio de cada reunión. Es muy útil para adquirir una motivación hacia el servicio y para vencer sentimientos de hostilidad.
Práctica de la meditación:
Cierra los ojos y comienza a relajarte, exhalando para liberar tensión. Ahora centrate en el flujo normal de la respiración, soltando todos los pensamientos extraños mientras atiendes pasivamente el inhalar y el exhalar Ahora trae a tu mente a alguien que ames con mucho cariño, en tu imaginación ve la cara de esa persona, pronuncia silenciosamente su nombre. Siente tu amor por ese ser, como una corriente de energía que viene de tu interior. Ahora siente cuánto quieres que esta persona esté libre de miedo, cuánto deseas que esta persona pueda liberarse de apegos y enemistades, de la confusión y el dolor y de las causas del sufrimiento.
Este deseo, con toda su sinceridad y fortaleza, es metta, el gran amor compasivo.
Continua sintiendo ese flujo cálido de energía, contempla con tu imaginación a aquellos con quienes compartes la vida diaria, familia, amigos cercanos y colegas, la gente con quien vives y trabajas. Haz que aparezcan en un círculo alrededor tuyo. Contémplalos uno por uno, pronunciando silenciosamente sus nombres y dirige hacia cada uno de ellos la misma corriente de amor compasivo. Entre esos seres pueden estar algunos con quienes estás incómodo, en conflicto o con tensión. Con ellos especialmente, experimenta tu deseo de que cada uno se libere del miedo, del odio, de la ambición e ignorancia y de las causas de sufrimiento. Ahora permite que aparezcan, en mas círculos concéntricos, tus amigos y conocidos. Deja que el haz de amor compasivo los toque también a ellos, deteniéndote en las caras que aparecen al azar en tu imaginación. Experimenta con ellos el deseo de que se liberen de apegos, miedo, odio y confusión, y que sean felices. Más allá de ellos, en círculos concéntricos mayores, deja que aparezcan todos los seres con quienes compartes este tiempo planetario. Aunque no te hayas encontrado con ellos, sus vidas están interconectadas en formas que van más allá del conocimiento. Dirige también a estos seres, la misma corriente poderosa de amor compasivo. Experimenta tu deseo e intención de que cada uno se despierte del miedo y el odio, del apego y la confusión y que todos los seres sean liberados del sufrimiento.

Igual que en la meditación budista antigua, dirigimos ahora el amor compasivo a todos los espíritus inconsolables que vagan en el sufrir, todavía presos del miedo y la confusión. Que encuentren descanso, que puedan descansar en el gran amor compasivo y en la profunda paz que éste trae. Con el poder de nuestra imaginación vamos ahora más allá de nuestro planeta, hacia el universo, a otros sistemas solares, otras galaxias, otros campos búdicos. La corriente de amor compasivo no es afectada por la distancia física, y la dirigimos ahora, como apuntando un rayo de luz, hacia todos los centros de vida consciente. Y a todos los seres con sensaciones, de todas partes, les dirigimos nuestro deseo sincero de que ellos, también, se liberen del miedo y la ambición, del odio y la confusión y de las causas del sufrimiento. Que todos los seres sean felices. Ahora, desde allá lejos en las distancias interestelares, giramos y contemplamos a nuestro propio planeta, nuestra propia casa. Lo vemos suspendido en la negrura del espacio, esta joya de planeta azul y blanco girando bajo la luz de su sol. Vamos lentamente hacia él, cada vez más cerca, regresando a este lugar. Y a medida que llegas, permítete ver al ser que mejor conoces, a la persona que te ha tocado ser en esta vida. Conoces a esta persona mejor que a cualquier otra, conoces sus dolores y sus esperanzas, conoces su necesidad de amor, sabes cuánto se esfuerza. Deja que la cara de este ser, tu propia cara, se aparezca ante ti. Pronuncia tu nombre con amor. Y experimenta, con esa misma energia de amor compasivo, cuanto deseas que este ser esté libre del miedo, liberado de apego y odio, liberado de la ignorancia y confusión y de las causas del sufrimiento.
El gran amor compasivo que te conecta con todos los seres está ahora dirigido a ti mismo, conoce ahora su plenitud.

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