lunes, 1 de diciembre de 2008

Trabajar las emociones perturbadoras

De acuerdo con el Budismo, la mejor manera de trabajar las emociones perturbadoras es un camino medio entre estos dos extremos:
-Suprimirlas o negarlas.
-Dejar que la mente sea controlada por ellas.
La forma budista de manejarlas incluye reconocer su existencia, evitar suprimirlas, trabajar con ellas en la mente para disolverlas y transformar la mente en un estado más positivo, evitando caer en ellas.
Al aplicar este camino medio se evita causarnos daño a nosotros mismos y a los demás.
Forma de tratarlas
Atención o autoconciencia. Si nos damos cuenta de la aparición de una emoción perturbadora en nuestra mente, como la ira, podremos controlarla y manejarla de una manera más efectiva.
A través de una práctica regular de meditación, la mente está más calmada y menos dispuesta a reaccionar con ira.
Recordar la naturaleza de la mente. La mente no es algo físico, sino una corriente de eventos mentales, pensamientos o emociones transitorios, aparecen y desaparecen, no son entidades fijas permanentes.
Es útil aprender a desidentificarse con las emociones. Por ejemplo, en lugar de pensar, estoy con ira, pensar, la ira está en mi mente, esto le da menos poder a la emoción sobre nosotros y permite manejarla de manera más objetiva.
No hacer juicios. Tendemos a que algunos pensamientos y emociones nos gusten y que otros nos disgusten. Esto conduce al apego y a la aversión o rechazo. Cuando la mente está atrapada en el apego y en la aversión, no está en paz. En su lugar es mejor cultivar un sentido de ecuanimidad, una conciencia amorosa, que no hace juicios y que acepta lo que surja en la mente.

El apego
El apego es un factor mental que exagera el atractivo de un objeto, lo ve como causa de felicidad y quiere poseerlo y retenerlo. El apego perturba la mente, hace que pierda la paz y la oscurece. Puede llevar a hacer cosas peligrosas, como conducir un coche de forma temeraria para impresionar a otro. El estado de ánimo sube y baja: estamos felices si tenemos lo que queremos e infelices si no lo tenemos. Si se deprime alguien hacia el cual estamos apegados, nosotros también nos deprimimos. Conduce a la insatisfacción, no importa cuanto se tenga, siempre se querrá más o mejor.
La felicidad no dura mucho y no elimina los problemas. Puede dar origen a otras emociones perturbadoras como la rabia, los celos, el miedo y la preocupación. Lleva a problemas en las relaciones, nos volvemos dependientes o posesivos. Nos hacemos expectativas irreales de los otros. Nos lleva a realizar acciones negativas como robar o mentir, que son causa de sufrimiento en vidas futuras y en esta también y hace que renazcamos una y otra vez.
Interfiere con la práctica de Dharma y distrae la mente al meditar u orar. Incluso al practicar el Dharma la motivación puede ser impura y estar manchada de apegos a tener buena reputación, a obtener gozo, poderes...
Es irreal, no ve las cosas como en realidad son e impide que se obtengan realizaciones del sendero, la liberación y la iluminación.
Antídotos para el Apego
Reflexionar sobre los defectos del apego y generar el deseo de trabajarlo.
Meditar en la transitoriedad, todo está sujeto a cambio, nada dura para siempre, uno mismo y todos los demás moriremos. Tendremos que dejar atrás nuestras posesiones.
La felicidad o placer que nos da el apego es de corta duración.
Observar los aspectos negativos del objeto, por ejemplo: si tuviera un gran coche sería feliz, pero tendria problemas con los gastos, su mantenimiento, etc. O lo maravilloso que sería tener una relación con esa persona tan atractiva. Pero tal vez esa persona haya ocultado ciertos defectos y más adelante se vuelva un conflicto...
Hay que tener cuidado de no irse al otro extremo: desarrollar aversión hacia el objeto.
Verificar que en realidad ese objeto sea una fuente de felicidad. Si así fuera siempre experimentaría felicidad al tenerlo o al estar junto a el. Si así fuera, entre más obtengo más feliz estaría y todos sentirían felicidad al relacionarse con el.

¿Qué es lo que en realidad nos hace felices?. Según el Budismo la fuente real de felicidad está dentro de nosotros, nuestro buen karma y nuestras actitudes positivas.

Verificar que de verdad el objeto existe en la forma en que se percibe. Lo que aparece atractivo a una persona no lo es para otra, entonces, es nuestra mente la que crea el objeto atractivo o deseable. Mentalmente separar las partes que conforman el objeto e identificar qué es lo que lo hace tan atractivo o deseable.
Según el Budismo no existe un yo real, permanente, que pueda encontrarse en las personas. Tampoco existe una esencia real, permanente, que pueda hallarse en los objetos inanimados. Todas las cosas surgen dependiendo de diferentes factores, causas y condiciones.

El apego, a diferencia del amor, es más egoísmo, está más preocupado por nuestras propias necesidades y deseos, a veces utilizando a la otra persona con el fin de satisfacer dichos deseos. El amor está más interesado en la felicidad, necesidades y deseos de la otra persona.
Hay que aplicar antídotos contra el apego para disminuirlo gradualmente. Trabajar en aumentar el amor puro e incondicional. Cuando en la relación surgen problemas no asumir de inmediato que se trata de un fallo del otro, examinar la propia mente sobre las expectativas que se tenían sobre la otra persona, ¿Son realistas y razonables o se está esperando demasiado?.
Confianza y una comunicación abierta son muy importantes para que una relación pueda ser espiritualmente beneficiosa para ambas partes.
Para vivir una vida feliz sin apego, el camino Budista es el camino medio, ni la complacencia ni la privación, estar satisfechos viviendo de forma cómoda pero sencilla, desarrollando la motivación altruista del Bodhichita de beneficiar a los demás.

No hay comentarios: